Fue de lo más extraño
el día de hoy...
Me desperté temprano para organizar mis vueltas al centro de
la ciudad para comprar los materiales y
encargar los trabajos a mis dos
impresores, porque como ya es del conocimiento público: yo no tengo automóvil y
la verdad ni falta que me hace. Por la misma razón tuve que aprender los
horarios en donde el flujo humano es más fluido.
Y bueno, por mis constantes expediciones en el transporte
público me di cuenta que la mejor hora para evitar toparme con aglomeraciones, es
después de las 10:30 de la mañana y la verdad que no busco ir sentado en el
metro, pero por lo menos no ir como sardina, a esa hora no está del todo mal, porque vas un
poco holgado de espacio y las demás personas no huelen tan mal porque van recién
bañadas y adormecidas, solo se concretan
a usar los auriculares y como yo: evitar a toda costa el contacto humano. Y bueno,
hasta aquí la explicación de mis hábitos al transportarme.
Lo extraño de hoy, porque curioso no fue, es que en la estación
del metro donde lo abordo para ir al centro, me encontré a cuatro personas con
las cuales había convivido en mis tiempo de secundaría, platicamos alegremente,
bromeamos acerca de los apodos crueles que les pusimos a varios maestros; lo extraño es que los
cinco nos bajamos en la misma estación de Félix Uresti Gómez, y para continuar
con lo extraño, caminamos los cinco hacia el mismo rumbo, intercambiamos
números telefónicos y prometimos llamarnos después; cuadras después nos fuimos separado hacia nuestro
destino, nos despedimos y continúe mi camino.
Yo camine rumbo al oriente para ir a comprar un material y
estando en la fila para pagar, me encontré a una amiga que trabajaba en una
imprenta, a la cual no veía desde hace como 8 años y mientras nos cobraban
platicamos de los más animados, al final nos despedimos, no sin antes
intercambiar números telefónicos y prometer hablarnos. Tuve que esperar por
espacio de una hora un corte de material, me senté en la banca de hierro
forjado y me resigne a esperar.
Estando de los más entretenido jugando al Donkey Kong (soy
retro, demándenme) con mis audífonos para no molestar a nadie, sentí un ligero
toque en el hombro. Grandilocuente fue
mi sorpresa al ver que la persona que me había tocado era una amiga de la prepa
a la cual no veía desde hace más tiempo, nos abrazamos, me pregunto qué porque
estaba yo ahí, le explique que estaba esperando un corte de un material, que tenía
una imprenta, que sus ojos verdes y su rostro siguen tan hermosos como los
recordaba la última vez que la vi, jejejejeje, se sonrió y me presento como su
esposo al tipo flaco que se acercó a ella para pedirle la orden de salida,
intercambiamos teléfonos y prometimos llamarnos.
Total que salí como a las 1:30 pm. con mi corte, pero
ya sentía un hambre espantosa, casi desfallecía;
recordé que unas cuadras más delante vendían
unas tortas que en su momento marcaron tendencia en Monterrey, tome un taxi y me
baje a cuatro cuadras, la verdad ya mis pilas estaban bajas y no quería caminar,
y otra vez, para ser aún más extraño este relato, me encontré a un amigo que
antes era bar tender y cocinero , él trabajaba
en el club de leones Poniente, en donde
yo iba hace como seis o siete años a
echar cheve, y créanme que cocina mejor
que yo (y eso ya es decir mucho), le pedí una torta de milanesa y mis papilas gustativas
danzaron frenéticamente en una orgía de sabores, condimentos y el picante
equilibrado.
Yo siempre me he considerado un hombre de ciencia, y uno, como
hombre de ciencia sabe que hay que repetir el experimento para obtener el mismo
resultado, así que le pedí mi segunda y mi tercera torta de milanesa (los parámetros
del experimento deben de ser siempre los mismos para llegar a un mismo
resultado). Esta vez no intercambiamos números telefónicos porque me dijo que
no tenía celular.
El resultado de este día raro, fue que me encontré con siete
personas que ni de pedo nos pusimos de acuerdo para encontrarnos en distintos escenarios, porque ni siquiera
tenía sus números para haberlo planeado, simplemente fue algo raro, no creo en
la casualidad.
Es más, si me lo pienso bien, este es un récord personal de
encontrarme con personas con las cuales no había planeado reunirme.
1 comentario:
Es el momento de hacer una fiesta , invita a todos , el universo está actuando . Haz caso. Saludos
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