sábado, junio 28, 2008

LETARGO.

Hoy en la madrugada que llegue de una de mis noches de parranda que tanto odiabas, me acosté en la misma cama que algunas veces ocupo tu cuerpo desnudo, las paredes empezaron a regresar el eco de tus gemidos y esparcirlos por toda la habitación.

Curiosamente extrañe el calor y el olor a sudor sexual de tu piel, lo húmedo de tus besos y la sensación de que no moriría solo, mire el reloj para cerciorarme de que ya era tarde para hablarte, 3:30 de la mañana, en un tiempo pasado eso no hubiera sido impedimento para hacerlo, pero hoy si.

Conforme el sueño iba llegando, todo mi pensamiento lo ocupaste tu y nuestra historia. Es curiosa la sensación mezclada de somnolencia y tristeza, supongo que ha de ser igual como cuando ingieres cicuta, la somnolencia te avisa que te estas muriendo, y el letargo que lo acompaña suele ser muy confortable cuando comprendes las razones del porque lo hiciste, tanto como para suicidarte o para haber dejado a alguien.