miércoles, febrero 13, 2008

SE MI VALENTIN.





Y bueno, raza amorosa ya mañana es el tan cacareado día de san Valentín, y como hoy amanecí muy cursi, no hablare mal de este día que considero una verdeara estupidez, y que solo le reporta buenas ganancias a las tiendas y moteles de paso, ah, y a las mercerías donde te envuelven los regalos, porque uno ya se volvió muy guevon para hacerlo.

Hablare de lo maravilloso que es el amor, de ese hermoso, único y voraz sentimiento que nace desde lo más profundo del hipotálamo, liberando a diestra y siniestras verdaderas hordas de endorfinas que hacen que veamos a esa personita tan “especial” y que nos importe un reverendo cacahuate que sea muy borracho(a), manipulador (ra), celoso(a), guevon (ona), en fin, mil y un adjetivos nefastos que el amor impide que veamos.

Pero ahhh!!!!, el amor, ese “no se que, que que se yo”, que nos hace sentir que caminamos sobre nubes diáfanas , que volamos sobre prados llenos de exquisitas flores y que mas de un poeta ha inmortalizado o idealizado en cantidad interminable de poemas, exaltando la belleza y cualidades del ser amado. Donde el roce mas leve de un pétalo de rosa, nos hace evocar el aliento de la dama, donde hasta la brisa mínima nos devuelve el eco del nombre de la bella en cuestión. Donde los sentidos están exaltados al 120% y cualquier cosa nos sirve de inspiración para evocar el recuerdo del ser amado.

Precisamente de eso se trata el amor, de perder la capacidad de cordura, de razonamiento logico y hacer cosas, a veces maravillosas, y otras tantas simples pendejadas, pero ¿Qué seria del ser humano sin el amor? Un caos, un estado de depresión perpetua, un infierno en vida, porque si bien el enamoramiento solo dura 4 años, con este tiempo basta para que la rutina tome el control y mantenga unida a la pareja, jajajajaja.

En fin, vallan mis más sinceras felicidades y buenaventuras para aquellos que estén enamorados y que no sepan que también haciendo ejercicio se librera una cantidad importante de endorfinas, que al fin y al cabo, son las verdaderas responsables de que nos sintamos bien y sin complicarnos con contraer una responsabilidad con nadie.

El mismísimo, cursi y poco enamorado Ángello.