miércoles, diciembre 02, 2015

Pasan los dias muy ajetreados en el restauran de mi hermano, y no es por presumir pero desde que empecé a cocinar, algunos clientes cuando se acercan a la caja a pagar, me ven en la cocina y me dicen: oiga, que rico estaba el chicharrón o el picadillo, algunos piden que les vendamos un litro o medio litro  de salsa para llevar, porque a decir de ellos: “esta bien matona”.


El restauran esta en una colonia más o menos vieja de San Nicolás, donde por su cercanía con la Universidad Autónoma de Nuevo León, rentan muchos cuartos para estudiantes y algunos de ellos llegan muy seguido a comer o a cenar y con wifi gratis, pues se pasan mucho tiempo “comiendo”, pero pues la verdad es que si consumen y ahora con este friecito que esta haciendo por aca, se acaban la cafetera y se acaban las hojarascas y las empanaditas.


También, por lo mismo que es una colonia más o menos vieja, las casas fueron habilitadas como negocios familiares y son atendidos por los propios dueños, y en muchos casos, son las hijas de los propietarios de dichas casas quienes ahora están al frente del negocio, pero muchas de ellas son “señoritas solteras”, yo les digo

MILF (Mom I'd Like to Fuck), ovbiamente muchas no son mamás, pero así me gusta decirles porque no valgo verga y porque tengo una enfermiza fantasía sexual con las MILFS.


La pasada vez pasada, no habia mucho trabajo en el restauran e hicieron un pedido en una librería que esta a lado del negocio, fui a llevarlo (por cierto, ahí atiende una MILF que esta de pelos), llego y me recibe la comida, me paga, estaba a punto de irme y me pregunta la señorita que si no podia venderle un servicio de café y hojarascas para doce personas porque tenían una lectura literaria a las ocho de la noche, le dije que si(yo no sabia si mi hermano lo servia o no, pero el vendedor que llevo en el alma no podia negarse a dar el servicio), voy con mi hermano y le comento lo sucedido, me dice que nunca lo había hecho y no sabía como cobrarlo, le digo que no sea guey y que si el café lo vende a dieciocho pesos con refil, se los deje a quince pesos y si vende la bolsita de hojarascas y empanaditas a doce pesos la deje a diez; la verdad que las empanaditas, las hojarascas, los pays de queso y piña nos la comemos nosotros, jajajajaja.


Total que me dice que si, y a las ocho menos diez, ahí voy con la cafetera (que es de cinco litros), las empanaditas, las hojarascas y los pays en un carrito de servicio hotelero (este carrito se lo regalo mi papá a mi hermano, cuando mi papá trabajo de Gerente Administrativo en el hotel Monterrey, caray, otra historia que no les he contado), y bueno, como no habia mucho trabajo en el restauran, mi hermano me otorga “pro tempore” el puesto de : “gerente de alimentos sacarosas y bebidas energizantes”, me da publicidad del restauran para que la reparta entre los ávidos lectoras y lectores.


Estando ya en la lectura literaria, me remito a servirles el café en unas tazas, y las empanaditas, hojarascas y pays en desechables, según como me los fueran pidiendo; y no mamar, para mi gran sorpresa, el libro que estaban estudiando, era el de las flores del mal de charles baudelaire, dicho libro, me lo “devore golosamente” cuando tenia como veinticuatro o veinticinco años, pero curiosamente estaban estudiando el poema de “letanía a Satán”, poema que yo leí y comprendí a su perfección hace ya mas de diecinueve años, no mamar!!!, y la gran mayoría pensaba que era un escrito profano, siendo que el autor habla del amor de Satán(según el autor) por los pobres y desarrapados, snif. En un momento quise, sacarlos de su error, pero me limite a ser solo lo que se supone que debería de ser: el chico del café y de los bocadillos.

Ya, como a las diez y treinta y cuatro minutos (ya saben que tengo una manía con el tiempo) cuando estábamos haciendo las cuentas del café y de las viandas la señorita y yo, le estaba pasando la cuenta del servicio (que eran como cuatrocientos treinta pesos), y sin ningún pendejo lector a la vista; la librería ya estaba vacía y solo estábamos ella y yo, me pago, y me lleve todos los “tiliches del servicio”, di dos viajes, pero al dar el ultimo, no me pude contener y le dije que el poema que leyeron y que no entendieron se trataba de esto, y de esto y de aquello y de lo otro. Se me quedo viendo bien bonito y me pregunto que si yo lo habia leído?, le dije que si, desde los veinticuatro o veinticinco años.

Solo sonrió, me dijo que ella tiene un doctorado en literatura francesa, pero al morir su padre en mil novecientos noventa (ella tiene 52 años) regreso a México y se hizo cargo de la librería, que antes estaba en el centro de la ciudad de Monterrey, por la calle de Amado Nervo, y después, por cuestiones económicas tuvieron que cerrar y la pusieron justo a la lado del restauran de mi hermano.

Su sonrisa aun esta grabada en mi cerebro, me invito a la próxima lectura, tienes ojos verdes de ciudad, esta bien buena, ayyyy, no se que será de mi…