sábado, octubre 21, 2006

EL CHAVO DEL 8

Cuando era niño no recuerdo haber escuchado la risa de mi Papá, tal vez si recuerdo haberlo visto sonreír en algunas escasas ocasiones, y si no fuera por las fotos familiares juraría que jamás lo hizo. Pero ahora que ya soy grande y tengo “peleas en la coliseo” lo escucho reírse mucho cuando ve al chavo del 8.

A mi en lo personal ese programa ya me resulta ñoño y muy trillados los chistes que hacen, pero claro, yo crecí viéndolo y ya se me todos sus chistes y rutinas. Pero mi Papá siempre llegaba cansado del trabajo como para sentarse a mi lado y reírse de las pendejadas y de los malos chistes del chavo del 8, solo tenia tiempo para cenar, seguir trabajando e irse a dormir, a veces no me daba “el beso de las buenas noches” ni rezaba conmigo el “ángel de la guarda”, pero la neta, son muy pocas las personas que me puedan platicar lo contrario.

A veces cuando estoy en casa y lo escucho reírse, para mi resulta agradable que lo haga, porque al fin y al cabo supongo que para eso se rompió la madre trabajando tantos años, ¿no?, para acabar en un sillón cómodo y con una tele de 34 pulgadas a su disposición, para que el vea y se ría todo lo que no vio ni se rió cuando tenia mi edad y se deslomaba jalando para hacer algo en la vida.

Chingado, me caga el Chavo del 8, pero me gusta escuchar reírse a mi Papá, y es lo mejor que yo pudiera escuchar en mi casa.