viernes, octubre 16, 2009

LA LATA


En la tarde venia de la tienda que está a la vuelta de mi casa, fui por una coca cola light para comer, en eso estaba cuando vi una lata de jugo Jumex tirada en la calle, y una cosquillita de nostalgia me invadió, cruce la calle para patearla hasta mi casa -- como cuando era niño y regresaba de la escuela pateando una lata--.

Llegue a mi casa y deje la lata en la entrada, la verdad ya me estaba chillando la rata de hambre, pero no sé, como que la alta quería que la siguiera pateando, así que deje la coca en el refri y me salí a seguir pateándola, en serio que como una simple lata, o más bien el recuerdo de un momento feliz te hace hacer cosas absurdas, pero que te llenan de tantísima felicidad.

Y ahí andaba yo por las calles de mi colonia pateando la lata, la gente me veía y se reía, no sé, quizás y no se burlaban, simplemente también ellos se acordaron que de niños también patearon latas por la calle.

Camine y patee la lata como una hora, pase por calles que hacía tiempo no pisaba, me acorde que en una casa una vez pedí agua y una señora bien gachilla me la negó, me acorde que en una calle un perro me mordió, me acorde de que en esa casa vivía una niña que me gustaba horrores, me acorde que en esa esquíname la hicieron de bronca y me agarre a chingazos con dos morrillos más grandes que yo, en fin, camine como una hora y recordé 20 años de mi vida.

Finalmente me acorde que tenía hambre, que tenía mucho trabajo, que ya no era un niño; deje la lata, no sin antes darle un patadon y la mande muy lejos, y por arte de magia crecí más de un metro, por arte de magia 26 años llegaron de golpe, por arte de magia aumente 80 kilos, por arte de magia mi vida tuvo sentido y ya no había más miedos en ella.

Llegue a mi casa y mi Mamá estaba en la cocina, por un impulso la bese detrás de su cabeza, y cuando voltio, vi que en sus ojos había lagrimas, le pregunte que si se sentía mal o que si le dolía algo, ella se me quedo viendo y me contesto que no le dolía nada, pero que me vio cuando me fui a patear la lata y que se acordó cuando me veía llegar de la escuela con una lata en los pies, para ella fue lo mismo que para mí, volvió en el tiempo y me vio muy pequeño, muy indefenso, pero inmensamente feliz.

Que tengan un feliz fin de semana, absolutamente yo lo tendré.

El mismísimo y completamente feliz con la vida, Àngello