lunes, diciembre 26, 2011

En la madrugada se apago el boiler de mi casa, y pendejo de mi que tenía una cita a las diez de la mañana, snif, y me levante  a las 9,  y por ende no sabía que no había agua caliente.

Me tuve que bañar con agua bien fría, ni siquiera tibia, porque antes de mi, ya se habían bañado 5 personas.

Y me quede pensando mientras mi cuerpo se entumía bajo el agua helada cuando tocaba mi piel…

Nada en este mundo nos fue dado gratis, todo trae implícito su  cuota de dolor; un hijo es una cosa bellísima, pero a este mundo no lo traes sin su dolor, un matrimonio nos cuesta mucho, un noviazgo nos sale caro, cualquier relación afectiva trae consigo su propia cuota de dolor.

Nunca te enamores de nadie, fue el consejo de mi abuelo.  Solo quiérete a ti, fue el consejo que me dio Pancho cuando lo fui a llevar al hostal, y se murió en la plancha.

Y mientras sentía como miles de puñales helados atravesaban mi piel hoy, me di cuenta de que era verdad: nada en esta vida viene gratis, nada se nos da por nada.
Y toda la felicidad a la que creemos ser merecedores, nos  lleva un dolor intrínseco: nada es gratis, todo lleva una cuota de dolor.