viernes, julio 07, 2006

CUENTO HURBANO

Paso, la seguí con la mirada hasta donde el viento ya no pudo volarle los cabellos, detrás de de aquel vidrio mi mirada encontró la suya.

Las grises nubes ya habían empezado a soltar su carga, la lluvia empezó a mojarme, pero yo no cedí ni un centímetro de territorio al agua que ya habia penetrado en mi ropa interior. Permanecí estático, hechizado por esos ojos verdes tan…., no se, en mi vida he visto muchos ojos, muchas miradas, pero estos…, no se, tenían algo que no permitían que apartase mi vista de ellos. Era como si una membrana invisible nos uniera los cuatro ojos.

La gente corría, pasaban a mi lado, unos con paraguas, otros protegiéndose de la lluvia con periódicos o con alguna libreta, pero todos me miraban divertidos al ver que yo no me movía de mi sitio, se reían al ver como a un tipo tonto que se dejaba mojar con riesgo de coger una pulmonía, y mirando como idiota quien sabe que cosa.

No creía que algo tan vulgar como un camión pudiese romper el momento mas maravilloso de mi vida, pero al pasar frente a mi un maldito ruta 4 me dio tremendo chapuzón con el agua que ya corría como un pequeño rió por la calle, por un segundo creí ver la cara burlona del chofer, y desde lo mas recóndito de mi ser le dedique una mentada de madre, que bonita, pensé – carajo, nunca en mi vida habia mentado la madre tan bonito, tan limpio, con unas sinceras ganas de que el tipo realmente se fuera a chingar a su madre en realidad- , y no es que no estuviera a acostumbrado a mentarle la madre a los demás, pero a uno lo hace así, por inercia, es casi automático, quizás el momento que estaba viviendo era el motivo para que algo tan cotidiano me fuera muy especial.

Al volver mi vista hacia ella, hacia esos ojos, ya me estaba esperando con una sonrisa; y esto era un complot contra mi sistema inmunológico, porque si en un momento pensé caminar hacia ella, pese a que ya de por si tenia que vencer esa hechizante mirada que me mantenía clavado al suelo, ahora tambien tendría que luchar contra esa maravillosa y perfecta sonrisa, -carajo, esta quiera que me de una puta pulmonía- volví a pensar, mientras que mis dientes le ponían ritmo a mis pensamientos con su constante titiriteo.

Entonces sucedió, salio de la neveria donde se habia refugiado y se detuvo bajo la lona de mil colores que todavía la protegian de la lluvia, yo esperaba que de un momento a otro le hiciera la parada a un ecotaxi que venia, pero no, yo me sentí aliviado, pero entonces me volví a aterrar cuando vi que cruzaba la calle, sin impórtale mojarse venia hacia mi, todavía con la sonrisa dibujada en su bello rostro, yo no sabia que hacer, me sentia como un perfecto idiota ahí nomás parado, mojado hasta los huesos y chorreando agua a litros, y al seguir viendo como se acercaba hacia mi, ver paso a paso como su hermosa humanidad se acercaba hacia la mía, empecé a recordar en segundos todas las conversaciones con mis amigos acerca de del amor a primera vista, y sus constantes negativas a su existencia, Ahhh!!!!!, ya me imaginaba con ella y rodeándole con mi brazo su cintura frente a mis amigos, pidiéndole a Alejandra( bueno de alguna manera tenia que llamarla hasta saber su verdadero nombre) que les platicara como nos conocimos y nos enamoramos, ya me imaginaba las cara de idiotas de esa bola de escépticos cuando les callara la bocota.

Cuando por fin llego a mí, pude contemplar en todos sus aspectos la belleza que se asomaba por cada poro de su cuerpo; rápidamente saco una tarjeta de su bolso y me la entrego, me dijo: buscame por favor, se dio media vuelta y le hizo la parada a otro ecotaxi y se marcho. Yo quede atónito, no podía creer mi buena suerte, todavía podía escuchar sus palabras: “buscame por favor”, como si ese “por favor” se tratara de una suplica disfrazada de cortesía, como queriendo esconder en ese formalismo toda la premura de saber quien soy, que hago, que voy a hacer el resto de mis días, si quisiera pasarlos junto a ella, con prisa vi la tarjeta y volví a la realidad al leer: LIC. PATRICIA PORTILLO, PSICOLOGA.