miércoles, febrero 06, 2008

EL GUERRERO

Nunca te marcharas del todo, jamás lo harás, y no es porque yo no te haya soltado desde hace mucho tiempo, simplemente es la fuerza natural que existe en tus ojos, tu sonrisa, tu manera de girar tu cabeza cuando quieres que te mire a los ojos, es lo que me mantiene alerta a tu movimiento. Eres como la marea, que viene hasta mi playa desolada, llegas hasta mi, allanando todos mis sentimientos a tu paso, después te marchas y me dejas mas vació que nunca, y el ciclo se repite dolorosamente.

Hasta cierto punto, lo podría entender en un hombre como yo que ha perdido muchas batallas y tras cada nueva perdida, se me han caído pedazos de la armadura que tan reluciente era muchísimo tiempo atrás y he bebido ese vino, de “ese amargo y viejo sabor de una nueva derrota”. Nada tan complicado como darle la vuelta a la siguiente pagina, y querer convencerme que esta será la última vez que me suceda, pero todo eso se olvida con la magnitud de tu presencia a mi lado cuando decides regresar.

Y solo sigue resonando en mi cerebro la canción de “El Guerrero” de Enanos Verdes, como única esperanza de mitigar esta incertidumbre.

ESPARTACO.