miércoles, noviembre 28, 2007

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Pues bueno, hoy estuve hablando con el paztor, que es un buen bloguero de aca por mi tierra, y tambien un muy buen amigo.

Y bueno, pues resulta que le platique que hace como 20 días, había ido al bar donde me junto, casualmente tambien llegaron dos buenos amigos con los que me juntaba de repente a jugar billar, total que ya entre cheve y cheve, nos pusimos a platicar en una mesa de nuestras respectivas vidas, pasaban las cheves y las horas, y el tema de conversación casi se había agotado, cuando uno de los dos camaradas con los que estaba, se para a jugar billar con mi hermano mayor, entonces nos quedamos Roberto(obviamente ese no es su nombre real) y yo, me pregunta Roberto: ¿no te interesaría salir con chava y a su vez ganarte un contrato donde trabajo?, de entrada ambas cosas me parecieron maravillosas, el trabaja en una empresa que administra a la Coca Cola.

Puta, le dije que si de inmediato, ¿pero cual es el asunto?, le pregunte, mira, ¿si sabias que soy homosexual?, me pregunta el buen Roberto, yo, obviamente por mi educación algo chapada a la antigua y mi experiencias pasadas con amigos de su misma afinidad sexual, le dije que si, jajaja, que se le notaba a leguas, y por no mantener mi hocico cerrado, eso causo que nos ensalzáramos casi como seis Indios en una discusión, recordando los momentos y los porqués de los pormenores de mis motivos para aseverar que yo sabia que el se la “comía” , total que yo le demostré mis puntos y el los acepto, y si salía con la chava en cuestión, me iba a presentar al tipo de compras que se encarga de hablar con los proveedores, y aparte me iba a dar un empujoncito(pero no sean mal pensados) el empujoncito me lo iba a dar con el tipo de compras, para que me dejara cotizarle.

Total que el punto era que el no se podía sacar de encima a una chava de su trabajo, la cual lo acosaba constantemente con: de que si el estaba bien guapo, de que si la invitara

a salir no se arrepentiría, de que si el tenia facha de poder ser buen padre, en fin, cosas de esas cuando una mujer esta acosando a un hombre, pero en este caso, ella no sabia que no estaba realmente acosando a un hombre, sino a algo que parecía o se vestía como un hombre.

Bueno, le dije que si, sin preguntarle como estaba la susodicha Claudia (tampoco es su nombre real), me dijo que esta muy bien, y con un apretón de manos cerramos el trato, aunque, para ser sincero, el quería cerrarlo con un beso en la boca, cosa que me escandalizo y no acepte, ni me pareció apropiado, nomás porque había mucha gente, luego iban a pensar que soy putito.

Llego el día de la dichosa cita, para esto, el me dio el número del celular de ella y tambien le dio el número del mió, pero como yo no tenía saldo(¿Qué es eso?), le marque del teléfono de mi casa, me contesto una voz muy cachonda: -buenoooooo!!!!!!--, yo, haciendo aplomo de mi hombría y negándome a salir con mi batea de babas le conteste, --¿holaaaaaaaaa, quien habla???-- –Claudia---(nombre ficticio)me susurro por la bocina de el auricular, hola Claudia(nombre ficticio), habla Miguel Ángel(nombre tambien ficticio),---mmm, pues te llamo porque un amigo en común, me pidió que te llamara(ahí si me vi muy joto y casi se me cae la polla), me dijo:--ya se, Miguel Ángel(nombre ficticio), --¿Cómo vez si nos vemos en el bar Ipcalis(tambien ficticio, que no esta en la carretera viniendo desde el aeropuerto, pasando Soriana la fe y antes de llegar a 8 Av. Avenida), --si--, le dije con mi voz bien subyugadora.

Llegue al bar, eran mas o menos las 3:55, y como no conocía a la dama en cuestión , pues me senté en el área acordada, llevaba mi chamarra de piel, una camisa gris de cuadritos, un pantalón de mezclilla, y mis siempres infalibles botas caterpillar en las patas, pedí una chela y una bandera, de rato, como unos 15 minutos después llego Claudia(nombre ficticio) y reconoció mi vestimenta, yo, como todo caballero, me levante y le saque la silla para que ella se sentara, cosa que me agradeció con un beso en la mejilla, no me senté inmediatamente, mas bien me situé a su diestra y me presente:--hola, soy Miguel Ángel--(nombre ficticio), me contesto: -- hola mucho gusto, soy Claudia(nombre tambien ficticio), le sonreí, y me senté , le hable al “Garzón”:!!! Garzón, garzón!!!!, y como no entendió el muy idiota mi perfecto francés, entonces tuve que tronar los dedos y el muy pendejo me vio y se dejo venir, pedí una copa de vino tinto para ella y lo mismo para mí(o sea, lo mismo de lo que ya estaba tomando, una Indio), pedimos de comer, y reímos: ¡!!Jajajajjaja!!!!, todo bien, hasta ahí, hablamos de ella, de mi, , contamos y dijimos nuestras inquietudes y deseos, todo hasta ahí bien , hasta se podía decir que fuimos una pareja modelo, bien vestidos, muy portados, en fin, fuimos el sueño de todo buen dueño de restorán-bar.

Lo malo fue que al final ella me dijo: bueno Ángello(nombre ficticio), eres muy buena onda y shuper, shuper buenisisima onda(léase tal y como esta escrito), lo malo es que yo sentía que no podía ni siquiera estar junto a su lado una pinche semana, me resulto de lo mas mamerta, a pesar de que si me lleno físicamente el oclayo, (pero bueno, de esas hay muchas en los congales), no se, se me hizo bien fresa o mimada, o como que ella veía el mundo de color de rosa, pero nada que ver conmigo o con mis gustos acerca de una mujer, digo, para, para por lo menos pensar en entablar una relación con ella.

El acabose fue al final, me dijo: --bueno Ángello(nombre ficticio), me caíste muy bien, eres a todisisisma madre, pero yo busco a alguien para entablar una relación formal--(¿Qué chingados tiene de malo una informal?), , --jamás entendí tu humor --(ahí no supe si mi humor era demasiado fino o si ella era una verdadera Pendeja), total que pedimos la cuenta y llega el Garzón con el papelito en mano,(para eso si muy rapiditos los culeros), y me dice: si la pagas tu la cuenta es porque quieres volver a salir conmigo, si la pago yo, es solo porque salí con un muy buen amigo y me la pase de las mil maravillas(fíjense la manera en que quiso manipularme la pinche vieja), yo me pare, tome el recibo de la cuenta, me agache, le di un beso en la mejilla y le deje en sus narizotas la pinche cuenta.

En resumen, no quería volver a salir con ella, me cago, me quiso manipular y al final de cuentas vino pagando los 680 pesos de la cuenta, después agarre un taxi, y le dije al señor taxista: ¡!!Oiga don taxista!!!, bájeme en el paseo santa Lucia, lo demás ya se lo saben.

El mismísimo y siempre caballero Ángello.