viernes, septiembre 19, 2008

BERENJENAS Y AVELLANAS(cuento de amor de no se cuantas partes, y tampoco se cuando lo terminare)

--¿vas a llegar temprano hoy mi amorcito?—

Pregunto Ella muy emocionada.

-- mmm, no se, ¿Por qué?—
--pues porque si llegas temprano , podias pasar a Soriana por unas 6 berenjenas y tres docenas de avellanas que me hacen falta para hacer la cena—
--¿berenjenas?, ¿avellanas?, a chinga, ¿de cuando acá sabes cocinar berenjenas y avellanas?—
--pues he estado viendo el canal de cocina, y apunte una receta de carne de ternera en salsa “Morisque” agridulce, acompañada de berenjenas y avellanas, me pareció que era algo rico para preparar hoy que cumplimos 3285 días de casados (ella había estudiado en la Facultad de Ciencias Exactas, pero se caso al terminar sus estudios, y El no quiso que trabajara, simplemente porque estaba bien buena y no le dio la gana que cualquier pendejo la anduviera pretendiendo) —

Obviamente el ruido de la rasuradora eléctrica le impidió escuchar lo último.

--¿tu viendo el canal de cocina?, ¿cocinar tu?, ¿berenjenas?, ¿avellanas? ¿En serio sabes lo que es son esas cosas?---

Ella volteo a verlo, estaba terminando de planchar el pantalón, quiso fingir una sonrisa, pero no pudo, lo único que si pudo hacer fue contener una lagrima; recordó el enorme salón donde fue la fiesta de su boda y el brindis de Maricela, su mejor amiga: “Y finalmente brindo por estos dos tortolos que el cielo ha permitido que se conocieran, brindo porque el amor jamás deje de llegar a manos llenas a su vida, brindo porque Ella se merece toda la felicidad del mundo, y El se merece que lo ame alguien tan maravillosa como Ella”. De eso ya hacia nueve años, y a su manera de ver, el amor había dejado de tocar a su puerta hacia dos. El ya no era el mismo, y a Ella, según El, no fue lo que le habían “prometido”, se sentía estafado, molesto.

--pues no se si tenga chanza de pasar al súper a comprarte esas cosas que quieres—

Ella no contesto, solo volteo sus labios hacia los de El, que mecánicamente le ofrecía para despedirse. Al sentirse ambos, notaron lo seco, duros y fríos que pueden ser unos labios cuando se ofrecen así, solo por rutina.

Eran las 10 de la mañana en punto, El ya estaba harto de contestar la docena de preguntas pendejas que le hacían los estupidos clientes que ni de pedo tenian billetes para comprar un carro del año en la agencia automotriz donde trabajaba, harto de idealizar a la auxiliar güerita chaparrita de contabilidad en posición de a “perrito” mientras sabia que en su casa tenia todo un viejorron para acabársela a cogidas, harto de las aventuritas de “teibol” que le contaban sus amigos solteros, harto de rechazar las insinuaciones Sexosas de la contadora alta y morena que todos los días le hacia, harto de llegar por la noche a su casa y ahogar sus ganas en medio six de Tecates en lo que el “cubito de hielo” (así le empezó a decir de cariño entre sus amigos íntimos, pero ya se le había vuelto costumbre)le preparaba la cena.

Eran las 10 de la mañana con quince minutos, Ella ya estaba harta de la caminadora , harta de la escaladora, harta del video de Pilates, harta la bicicleta estacionaria, y, chingadamadre, mil veces mas harta de la estupida dieta de 1800 calorías que tenia que soportar para cuidar su estupida figura que conservaba desde hacia 3285 días, para gustarle al estupido con el que se había casado, harta de rechazar las insinuaciones del pendejo que le subía el garrafón de agua purificada cada 5 días hasta su depa y que se la quería “tirar”, harta de aguantarse las ganas de comerse unos taquitos de barbacoa y que solo se conformaba con olerlos cuando acompañaba a su estupida vecina a llevarle el lonche a su estupido hijo a la escuela,harta, muy harta de matarse las ganas con agua bien fría mientras mentalmente se imaginaba a El haciéndole el amor como en los primeros años, y masturbarse literalmente mientras se bañaba.

Eran la 1:30 de la tarde, a El ya le empezaba a chillar la “rata” de hambre, busco en un cajón de su escritorio los volantes de las comidas a domicilio, realmente ya conocía de memoria el sabor de todas las comidas que ahí ofertaban: comida china, comida tailandesa, comida árabe, ensaladas, pollo frito, hamburguesas, cazuelas de mariscos, tortas de puerco, tortas de carnes frías, carnes asadas en fin, ya había probado de todo, estaba a punto de otra vez, decidirse por un combo de “fiesta exótica”(carne de puerco, piña, champiñones, carne de cordero, zanahoria, papa, carne de pollo, puntas de filete, salsa inglesa, salsa de soya, especias varias y un toque de vino tinto) Cuando dos provocadores pares de piernas llegaron hasta su oficina para invitarlo a comer al Hawai 5.0. Eran la contadora y su auxiliar (era el cumpleaños de la contadora y se quería festejar a lo grande), El quiso dejar de “remar contra la corriente” y dejarse ir, pero cuando vio a las dos tremendas mujerzazas que tenia frente,El, no supo porque, pero se imagino a una berenjena y a una avellana moviéndole provocativamente el culo.

Fin de no se cuantas partes, depende del humor que ande.


ESPARTACO.