jueves, octubre 25, 2007

FIN DEL CUENTO

El auto dio un giro hacia la izquierda, carreteo como 600 metros por una calle sin pavimentar, voltio unos 150 metros hacia la derecha y se detuvo, Miguel se bajo del carro, Karen aun estaba dentro, encendió otro cigarro mientras esperaba que Karen bajara del auto,

Ella bajo, después de 3 minutos, llevaba un vestido negro, algo vaporoso, dejaba ver sus contornos, cosa que a Miguel le pareció maravilloso, ella se dirigió hacia una brecha bastante oscura y el dudo en seguirla, ella lo voltio a ver y de nuevo esa sugestiva sonrisa lo animo a seguirla, pasaron entre algunos zarzales llenos de espinas, por un momento Miguel dudo en continuar siguiéndola, pero sus ansias de sexo mantuvieron vigentes sus ganas.

De pronto, una curva hacia la derecha, y momentáneamente perdió de vista a Karen. Miguel llego hacia un área abierta cubierta de césped, le parecía familiar, o por lo menos ya la había visto en otra ocasión, se encontró ante una explanada bastante despejada de maleza, pero curiosamente llena de extrañas construcciones diminutas que no pudo ubicar en ese momento, alcanzo a distinguir la figura de Karen como a 12 metros de el, corrió para alcanzarla, tropezó con algo duro, y al voltear la vista hacia atrás para ver con lo que había tropezado, vio una cruz, quiso gritar, pero sus ojos se desorbitaron al ver la inscripción de la lapida: a nuestra amada hija Karen , se levanto como pudo, se despojo de la ridícula capa que lo mantenía atorado con unos jarrones, y vio la figura de Karen, extrañamente, la sonrisa ya no era del todo misteriosa, y solo se mantenía a un lado de la lapida con la que segundos antes había tropezado: por favor, mándame a decir una misa, le dijo Karen sin mover los labios, Miguel enloquecía con cada minuto que pasaba viéndola, sus pechos ya no parecían tan excitantes, ni sus nalgas le atraían como ayer, corrió hasta donde su aliento le permitió llegar y se desvaneció.

Eran como las 6:30 A.M., un viejo gordo y barbudo lo pateo en el vientre, Miguel se despertó, instintivamente agarro lo primero que sus manos tocaron para protegerse, se veía primoroso en posición fetal tomando un ramo de claveles, al viejo barbudo le pareció algo raro y chistoso , pero se animo a no decir nada y ofrecerle un jarro de café caliente , Miguel lo tomo sin mediar palabra alguna, dieron las 7 de la mañana y ya habían dado cuenta de 2 piezas de pan cada uno, Don Octaviano, así se llamaba el viejo gordo y barbudo se atrevió a preguntar: que haces aquí tan temprano hijo?, Miguel le relato lo sucedido, Don Octaviano rio a mandíbula batiente, jajajajajajajaja, contigo ya son 6 los que vienen por esa mujer, ¿seis? Pregunto Miguel sorprendido, no es posible, si apenas ayer pude ver que su lapida decia que ella había muerto en el 2005, y estamos en el 2007. --No mijo, esa mujer no esta enterrada aquí, la lapida que tu viste, es de sus padres, ella se suicido y su madrastra que era muy religiosa, no le permitió sepulcro cristiano, ella esta en la fosa común--, le dijo Don Octaviano, pero cada día de muertos, ella viene y trae a alguien para hacerle creer que murió como buena cristiana.

Mmmmm, pensó Miguel, como siempre me han tocado, zorras y mentirosas, jajajajajajajajajajaja.