miércoles, noviembre 18, 2009


Recuerdo que mi abuela paterna le decía a mi mama: Carmen, dale café a Miguel, y mi mama le contestaba: no Doña Meca, a Miguelito no le gusta el café, mi abuela me preguntaba que si no me gustaba, yo le decía que si, pero que mi mama no quería que tomara. Y esto se repetía cada domingo por la tarde cuando íbamos a visitar a mi abuela, pero claro, lo que mi abuela Meca no sabía, es que mi mama no quería lidiar con un hijo de por si hiperactivo, y si a eso le súmannos, lleno de cafeína, pues…….




El café ha formado una parte muy importante en mi familia paterna (la de Veracruz), y no era nada raro que cuando nos juntábamos los primos y tíos, en lugar de ir por cerveza, mandábamos a una prima a poner agua a hervir para echarnos un cafecito de olla, mi prima nos decía: ¿ustedes están locos?, hace muchísimo calor para que estén tomando café(el que conozca los calores de Veracruz me dará la razón), pero así era la cosa, eran muy pocas las mujeres de la familia que entendían que el tomar café todos los hombres reunidos, era parte de un ritual que nos unía, solo mi abuela Melquiades lo entendía muy bien, y cada vez que nos veía llegar, ponía a hervir la olla con café de grano.




Ya después cuando falleció la abuela, esta tradición se fue perdiendo entre la familia, y aun más porque ya no es muy fácil que nos juntemos los primos y los tíos, pero cuando se presenta la oportunidad, nos echamos un cafecito, claro que con el calor siempre vendrán después las cervezas, digo la tradición siempre será la tradición, pero la chela siempre será la chela, jajajajaja.




Saludos a todos, y buen ombligo de semana.



El mismísimo, Ángello.