Te dejo olvidada entre las colillas de cigarros de ayer. Te
dejo olvidada en los charquitos del fondo de las últimas botellas de cerveza
que le dedico mi tristeza a tu ausencia.
Te dejo olvidada entre los últimos devaneos y chispazos de
genialidad mental que tu mágica sonrisa me provoco.
Te dejo olvidada entre las cenizas de los poemas que nunca
me escribiste, pero que tan amablemente me dedique en tu nombre.
Te dejo olvidada en los primeros cinco acordes y los
últimos ocho de nuestra canción.
Te dejo olvidada porque ya no necesitaba cargar con tu
recuerdo.
Te dejo olvidada, ya tuve suficiente de tu recuerdo, ya tuve
suficiente de mi locura al pensarte, al extrañarte. Te dejo olvidad y espero
que nunca regreses…