sábado, julio 18, 2015

Este post se lo Devo al Guffo...

Y bueno, hace rato estaba echándome unas chelas en su casa y le conté una historia, y luego la mami del Guffo me espeto: pinche gordo, deberías de publicarlo en tu blog, y aquí va…

Cuando llegaba el mes de  Julio, en las vacaciones de verano, como ahora, para mi las únicas y mas increíbles vacaciones , eran irme en el  barco donde trabajaba de mi tío Gildo de jefe de maquinas,  rumbo a Campeche con mis dos  primos mayores y yo, Oscar y Saúl. El viaje duraba como 10 dias, y  nos trataban a cuerpo de reyes...

Eran noches muy obscuras, noches plagadas de una vía   Láctea impresionante, noches de mil lluvias de estrellas, noches de paz y de quietud.

El barco que se llamaba “la comadre” que media como 65 metros de largo,   trasportaba turbosina, a veces nos acompañaban los delfines en la estela de la parte de atrás del barco.

Nunca navegábamos en aguas abiertas, siempre navegamos a unas 18 millas náuticas bordeando el golfo de México, los mareos y las nauseas ya las habíamos dejado en el puerto, junto a nuestros miedos y a la bendición de mis padres.

De verdad, que no pude haber pasado unas mejores vacaciones que ahí, comiendo lonches de jamón,  y viendo en su plenitud en el mar a la vía Láctea junto a mis primos., y  durmiendo arrullados  por el “burum bum” del golpeteo de las olas en el  casco de la “comadre”. A veces me despertaba en la madrugada y subía al puente del barco, y el primer oficial, que se apellidaba Rojas, me explicaba  como navegaban usando las estrellas, me explico donde estaba la constelación de Orión, la osa mayor, las pléyades, me enseño a saber guiarme por la estrella del sur, que es el planeta Venus, y saber interpretar al radar de navegación.


En fin, esos dias que pase, y fueron muchos me sirvieron para MALDITA sea la cosa en mi vida diaria,  pero ahora se distinguir los planetas y las constelaciones…