Filosofando mientras deshebrábamos carne…
Por estas fechas ya hace un año, mi hermano abrió un pequeño, pero muy limpio y acogedor restaurante en San Nicolás de Los Garza, N.L.; y no fue hasta hace una semana en que, pese a tantas indirectas por ambas partes, me fui a ayudarle porque mi cuñada ya se habia cansado de tanto ajetreo y aparte, obviamente por mi gusto por la cocina.
Pero bueno, al principio batallamos un poco en acomodarnos el y yo, en parte por su inquebrantable gusto por hacer las cosas mecánicamente repetitivas y en parte por mi desfachatez de hacer las cosas a mi manera. Debo decirles que hasta hace mas de un año y medio el trabajaba en un periódico muy renombrado aca en el Nuevo león, y como administrador, pues a guevo quiere hacer las cosas bien y visualmente iguales; en el fondo tiene algo de razón en la parte logística, pero no me entiende que en la cocina a veces se debe de improvisar, porque la cocina no debe de ser aburrida ni predecible.
Mi hermano y yo, a pesar de que en mi niñez y en su adolescencia (el me lleva ocho años) fuimos algo unidos, con el paso del tiempo, ya en nuestra adultez, nos distanciamos un poco, tal vez por su carácter serio y su entrega total a su familia y trabajo, o tal vez por mi carácter extrovertido, mi vale verguismo perpetuo o por mi manera frívola de ver la vida; será el sereno, pero el caso es que ya no platicábamos de cosas de nosotros, solo nos concretábamos a vernos y hablar de las noticias, de las series de TV y de cuestiones superfluas de la vida en las reuniones en mi terrazas´s bar.
Y bueno, ya tengo una semana trabajando para el en el restaurante, cosa que me vino como anillo al dedo porque me estaba estancando anímicamente, me estaba volviendo muy predecible, muy uraño y mala copa. El resultado de todo esto es que pasamos mucho tiempo junto, obviamente todavía discutimos de como hacer las cosas, pero sin duda, nos reencontramos con esa hermandad bonita y esas charlas de tardes sin clientela, donde nos la pasamos limpiando, cortando papas, diseñando publicidad y como dice el titulo de este post: deshebrando carne.
Sin duda este trabajo me sirve como una buena terapia ocupacional y obviamente otra entrada de dinero, y ya juntando lo de la imprenta, pues si se hace una buena lanita por semana; y sin vacilar diré que para el también ha sido una buena terapia psicológica porque con la platica, el se ha desahogado de cuestiones por la perdida de su antiguo trabajo, y a veces me platica cosas que no le dice a su esposa.
En fin ahí nos la pasamos los dos todas las tardes, a veces hay mucho trabajo y andamos todos estresados, y a veces esta muy tranquilo y la buena charla surge.
¡Ya Abrimos...!
El restaurante
Los sopes Matones...
Me da gueva, pero ni pex....
Y lo mas interesante de
todo esto, es que tengo que convivir con cientos de personas mientras me traslado
en metro, cosa que ya había dejado de hacer…
El mismísimo Ángello...
3 comentarios:
Mucha suerte en tu nuevo trabajo, compadre. A ver cuando me invitas para darle el visto bueno a la comida jeje.
¡Qué todo vaya bien!
Abrazote utópico, Irma.-
Les va a ir muy bien, el hecho de que conecten ya es un excelente comienzo se ve muy lindo el lugar, ya lo bendijeron?
Publicar un comentario