Hoy me desperté temprano, muy temprano, con un desasosiego
brutal golpeándome como con un mazo en el cerebro. Otra vez esa sensación de no
pertenencia; de abandono que me ha acompañado desde que tengo uso de la razón.
Estaba buscando algún motivo plausible para levantarme de la
cama—como si realmente necesitara de alguno para continuar haciendo
mecánicamente lo que siempre hago de un tiempo para aca--, pero no encontré
ninguno, o por lo menos ninguno que me convenciera, sin embargo me levante
porque los demás necesitan que lo haga y los quiero demasiado como para
defraudarlos.
Lo primero que vi fue la pintura que me regalo mi compadre
el Chato hace algunos años.
Pulse el icono del wifi de mi celular y empezó a vibrar
anunciándome que tenia muchos mensajes en el wassap en varios chats; porque
ayer me dormí muy temprano y lo silencie para poder dormir tranquilo, sin
sobresaltos; no leí ninguno.
Ya ni la promesa del café mañanero me movió el tapete, ni
siquiera el cigarrito consuetudinario me animaba para activarme. Solo lo logro
la maldita idea de no querer fallarle a los demás (supongo que es lo único
poderoso que realmente me levanta, porque no soporto la critica, ni el chantaje
sentimental de mi madre).
Y mi día hoy fue
mecánico: el trabajo, la cocina, los clientes, las sonrisas sin ganas. Lo único
verdadero fue el dolor de quien sabe que, pero ahí estuvo siempre, cada minuto,
cada exhalación, cada vez que daba un paso para hacer las cosas que hice hoy.
En fin, supongo que otra vez estoy a la puerta de esa etapa culera que de vez
en vez me sucede, snif…
2 comentarios:
Suele suceder...¿Sabes? A mi me ha sucedido mucho últimamente. Pero todo pasa,todo cambia,todo mejora.
Son rachas. Y están de la chingada. Creo que se acentúan cuando llevamos mucho tiempo haciendo lo mismo. Saludos.
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