Cuando era muy niño, no sé, quizás tenía como 6 o 7 años, siempre soñé con ser un Dragón y andar volando por todo el mundo, salvando a la gente inocente de la gente mala, y parte de ese sueño era arrojar fuego por mis fauces, tener una piel donde no penetraba lanza alguna, tener poderes de sanación para las personas que estuvieran enfermas o moribundas. Pasó mi vida y seguí soñando con ser un Dragón bueno, un Dragón que nunca jamás dejaría de ser bueno.
Pasó el tiempo, crecí --por consecuencia lógica--. Y ahora me doy cuenta que no basta ser un Dragón, ya no digamos para acabar con los males del mundo, sino para tratar de cambiar los males de los seres humanos.
Hoy me doy cuenta que no basta con pensar en ser una bestia mítica, o un súper hombre con súper poderes ilimitados, tristemente también me doy cuenta de que ser uno o el otro, no bastaría para salvar a nadie, porque nadie quiere ser salvado.
Según como lo veo, la propia humanidad no se quiere salvar a sí misma, salvo sus raras excepciones. Con el tiempo me he dado cuenta que la gente prefiere vivir en su miseria que ser salvada, la gente prefiere vivir ignorante de los problemas que el mundo engloba, solo quieren sentirse más o menos seguros en su entorno y no les importa si asesinan el vecino de enfrente o al de alado.
La sociedad ya ha perdido toda esperanza de ser feliz, se han conformado con un mediocre sentido de seguridad, se ha conformado con sus carros de lujo, sus pantallas planas de 45 pulgadas, se ha conformado con rodear su casa de alambre de púas, sentarse en el porche y ver como matan a su próximo, mientras asan carne y destapan latas de cerveza.
La humanidad se ha olvidado que entre más se pierde el interés por sus semejante, más crece la apatía hacia ser considerado como un ser humano.
Y sin embargo, pienso también que el que los humanos nos hayamos vueltos tan fríos, tan indolentes al dolor ajeno y que nos haya dejado de importar la demás gente, es simplemente un gado más hacia una tacita evolución—las especies no dejan de evolucionar--, y me da miedo pensar que finalmente para eso estemos programados(por la evolución) los seres humanos, y que en eso se vaya a convertir el humano: en una persona tan fría, me da miedo que los pintores dejen de pintar, que los poetas dejen de escribir, que algún día nos importe poco derribar las pirámides de Egipto, o El Partenón Griego para construir un mega centro comercial.
Me da miedo imaginar que muy pronto dejaremos de ver en el cielo un arcoíris después de una tormenta, y que en lugar de pensar que es un milagro, o un regalo de la naturaleza. Todos piensen que solo se trata de la refracción del sol descompuesto por las gotas de lluvia, sin que haya alguien que lo vea de manera un poco más bella y abstracta.
Me da miedo la humanidad, que está a las puertas de un razonamiento lógico, y que debería de pensar menos lógicamente y hacerlo de una manera más romántica y no buscar tantos sentidos lógicos, simplemente deberían extasiarse y contemplar tanta belleza, como el arcoíris, las puestas del sol, o simplemente las gotas de lluvia mientras caen en el parabrisas de su carro.
A lo mejor el único Pendejo soy yo, que en cada una de esas cosas encuentra un sentido más humano de la vida, y no lo prostituye tratando de encontrarle la explicación científica.
Por eso le doy gracias a Dios de haberme hecho crecer en un medio de vida más rudimentario, donde no había tanta tecnología, y las cosas naturales que pasaban en mi entorno, si bien eran lógicas, pero me las explicaban de otra manera más romántica.
Supongo que por eso soy el humano en que me convertí, menos indolente al dolor ajeno, más fantasioso en querer ser un Dragón para salvar a la gente inocente de los malos.
En fin, este post se lo dedico al Prozac, y a la cerveza Heineken, sin su ayuda, no sé donde estaría ahora mi vida.
El mismísimo Àngello.
